El 5 de octubre de cada año, desde 1994, se celebra a nivel mundial del Día de los y las Docentes. La elección de la fecha responde a la firma de la Recomendación conjunta de la OIT y la UNESCO relativa a la situación del personal docente. Tal es la importancia de esta figura que aparece reflejada en el punto 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el que corresponde a la educación, reconociendo la función de los y las docentes como clave para lograr los objetivos de la agenda Educación 2030.

La situación de emergencia sanitaria en la que se ve inmerso el planeta ha causado mella también el ámbito educativo. La pandemia de COVID-19 nos sigue haciendo vivir una serie de acontecimientos sin precedentes en nuestra historia reciente. Con ella, son muchos los desafíos que se han planteado, no solo para el estudiantado, también, y en mayor medida, para los y las docentes, quienes se han visto obligados a cambiar y adaptar por completo su forma de educar y enseñar. Sin previo aviso, como ha ocurrido en todos los ámbitos de nuestro día a día, los y las docentes han tenido que modificar los planes de estudios, adaptarlos a las nuevas formas de comunicación empleadas para seguir desarrollando su tan necesaria labor.

Durante los meses más duros de esta crisis hemos sido testigos de la gran capacidad de adaptación e ingenio de estos profesionales, utilizando cuantos recursos tenían a su alcance para conseguir que nadie se quedase atrás. Punto clave ha sido el especial esfuerzo que han tenido que hacer para con quienes aún hoy día son víctimas de la brecha digital, pues no podemos olvidar que pese al esfuerzo del Gobierno y el apoyo de muchas instituciones por solventar dicho escollo, un porcentaje bastante significado de nuestra sociedad sigue sin tener acceso a internet o los medios informáticos necesarios para ello.

No obstante, el comienzo del nuevo curso vuelve a poner de manifiesto algunos de los principales problemas que afectan a los y las docentes, como son la masificación de las aulas o la falta de contratación de personal docente, problemas que si se trataran desde una perspectiva responsable social y política, traerían consigo una verdadera educación pública de calidad y en igualdad para todos y todas. Pese a todo, los y las docentes han sabido adaptarse a la nueva realidad educativa, muchas veces sin el apoyo o con órdenes bastante abstractas por parte de las instituciones responsables. Una vez más, como ya es frecuente en estos/as profesionales, han puesto de manifiesto que la sociedad española puede estar tranquila, pues contamos con un excelente cuerpo de docentes, cualificados/as y más que responsables, docentes que desde marzo están haciendo un sobreesfuerzo de adaptación en pos de la educación, demostrando que son “Líderes en situaciones de crisis”.

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